Isabel Allende nació en Lima, Perú, el 2 de agosto de 1942, mientras su padre, diplomático chileno, estaba destinado allí. Sin embargo, su identidad y corazón siempre estuvieron ligados a Chile, el país donde creció y al que ha vuelto una y otra vez, al menos en la memoria y en sus libros.
Desde joven trabajó como periodista en revistas y programas de televisión, pero en 1982 su vida dio un giro con la publicación de La casa de los espíritus. Esta novela, que comenzó como una carta a su abuelo moribundo, la convirtió en una de las escritoras más leídas del mundo. La obra mezcla la historia familiar con elementos de realismo mágico, y abrió un camino que Allende seguiría explorando: el de narrar la memoria íntima y la historia colectiva al mismo tiempo.
Tras el golpe militar en Chile en 1973, Isabel Allende se exilió primero en Venezuela y luego se radicó en Estados Unidos, donde reside actualmente. A lo largo de su carrera ha publicado más de veinte libros —entre novelas, memorias y cuentos— traducidos a más de cuarenta idiomas y con más de setenta millones de copias vendidas. Entre sus títulos más destacados están De amor y de sombra, Eva Luna, Paula, Hija de la fortuna, Retrato en sepia, Inés del alma mía, El amante japonés y Violeta.
Su obra combina elementos de realismo mágico con un profundo compromiso con las causas sociales, en especial la visibilización de las mujeres y las voces históricamente silenciadas. Isabel Allende no solo escribe para contar historias, sino para rescatar memorias y darles un nuevo sentido.
Ha recibido numerosos premios, incluyendo el Premio Nacional de Literatura de Chile (2010) y la Medalla Presidencial de la Libertad en Estados Unidos (2014). Además, su Fundación Isabel Allende, creada en honor a su hija Paula, trabaja en defensa de los derechos humanos y la equidad de género en distintas partes del mundo.
Con su estilo envolvente, capaz de tejer pasiones, tragedias y esperanzas, Isabel Allende se ha convertido en una de las voces más reconocibles de la literatura contemporánea. Su legado no es solo literario: también es un llamado a recordar, a escuchar y a narrar.
“Escribir es como enamorarse: uno empieza con entusiasmo, se enloquece, y después hay que trabajar mucho para que dure.” – Isabel Allende
Redacción editorial