Nelly Franco es una escritora venezolana oriunda de Cabimas, cuya sensibilidad literaria ha quedado plasmada en su novela Llueven gotas negras, publicada por la editorial venezolana J. Bernavil C.A. Su obra destaca por una prosa introspectiva y una mirada profunda hacia las complejidades de la condición humana. Más allá de su labor como narradora, Franco mantiene una participación constante en recitales poéticos y encuentros literarios organizados tanto por su editorial como por diversos colectivos culturales de gran dedicación y compromiso con la palabra escrita. Su presencia en estos espacios, donde convergen voces emergentes y consolidadas, la posiciona como una figura activa dentro del panorama literario contemporáneo en el Zulia.
CUANDO EL AMOR SE VA
Cuando el amor se va…
Brotes febriles enferman el alma,
socavando la madriguera de mis sueños,
deshilachados bailan con la música
fúnebre del viento.
Rezos de pájaros
vuelan buscando caminos
borrados por nubes errantes.
Alma desolada, escondida en un zaguán
de piedras silenciosas, frías…
sin el manto del amor.
Llantos de pájaros…
En tardes solariegas
caminamos por el Higueral.
Besos con sabor a higos maduros
impregnaron nuestros labios.
Recuerdo tus manos polvorientas,
heridas… me cultivabas rosas.
Espinas crueles se enterraban en tu piel.
Cuando el amor se va…
Corazón enceguecido,
ilusiones muertas,
moribundos recuerdos,
sueños que navegan en un baúl,
en el mar de mis lágrimas.
Hojas secas quemadas
perfuman, hechizan el ambiente.
Un viento iracundo se llevó
el olor a humo… y el amor.
¡Oh! Fuiste mi fácua en el Higueral,
eras la luz de mi alma.
Te fuiste, y mi alma deambula
como Judas Iscariote después de su traición.
Llanto de ángeles…
LLUEVE Y ESCAMPA
Llueve sintiendo hilos de agua entre mis dedos,
bendita lluvia caída en días huérfanos de amor,
nostálgicas aves sin una
tarde vestida de violeta.
Llueven mis ojos ávidos,
buscando tu rostro perdido
entre nubes llorosas,
deseosas de bailar en tierras secas.
Escampan mis ojos de tanto llorar,
escampa la lluvia de tanto llorar.
Llueve y escampa
en este corazón seco de amor.
EL ÉBANO Y LA ROSA SILVESTRE
Percibo tu presencia
por el aroma de tu exótico cuerpo de ébano,
oloroso a vainilla,
embriagando mis sentidos,
unido a mi perfume de rosas silvestres.
Aspiramos el olor a tierras legendarias,
guardadoras de misterios y riquezas culturales.
Huelo los siglos, los milenios:
es el olor del tiempo.
Los olores del ayer me traen recuerdos
posesionados en mi mente.
A la vida le aspiro su perfume,
olorosa a poemas…
La vida es un poema de versos,
prosas plácidas, llenas de amor,
esparcidas por el viento y las nubes errantes.
Tu olor penetra en mis poros,
despertando un deseo de vivir,
de amarte, de soñar,
de ser viajero en el tiempo.
Huele a tiempo,
huele a viento,
huele a nubes,
huele a vida.
Huele a ébano, a vainilla,
mezclado con la esencia de rosa silvestre.
DÉJAME AMARTE
Déjame amarte
en el oasis del cielo,
desprendiendo nubes
deseosas de tamizar
los rayos del sol.
Déjame amarte,
darte calor en el invierno.
Guardaría algo de frío
para refrescarte en el verano.
Déjame amarte,
desafiando el tiempo
y la distancia.
Entremos en los aposentos del tiempo,
giremos el reloj de arena.
Déjame amarte,
sin vallados,
en silencio,
con la pulcritud del amor.
Corramos tras las hojas
caídas de los árboles en otoño.
Humedezco mi mágica pluma
con agua de lluvia
para escribirte versos de amor.
Déjame amarte.
Aún las rosas de la última primavera
no se han marchitado.
El amor las baña.
Las rosas sepultan el dolor;
su aroma embriaga mi alma.
Déjame amarte.
El viento, todo se lo lleva.
El tiempo, carcome los huesos.
La vida, juega con nosotros.
Pero el amor es lo único que perdura…
Déjame amarte.
A flor de piel,
tus besos adormecen
un gemido deseoso de ser amado.
A FLOR DE PIEL
A flor de piel,
tus abrazos visten mi cuerpo,
que, tembloroso de frío,
pide tu calor,
nacido de un lejano verano
destellando llamas de amor.
A flor de piel,
tu cálido amor despierta mi vida,
nadadora de mares,
habitada por el interminable tiempo.
PROSA POÉTICA
Día lluvioso, orquestado
por las ramas de los árboles.
Caminaba entre los bosques;
el olor a lluvia era señal
de que muy pronto la primavera renacería
con su festín de flores,
aromatizando el ambiente.
El caminante apresuraba el paso:
iba al encuentro de la hermosa primavera.
En el horizonte divisaba las flores amarillas
en los árboles, brillando con la luz del sol.
Eran las flores predilectas de su gran amor.
El hombre caminaba a pasos agigantados;
solo un pensamiento lo animaba:
obsequiarle flores a su amada,
ver la dulzura en sus ojos
y su sonrisa de ángel.
Pero su sueño desvanecido
borró toda ilusión.
No pudo llegar a tiempo.
Las flores estaban marchitas.
Asediado por los recuerdos,
con lágrimas en los ojos,
recordó que hacía mucho tiempo
ella se había ido al cielo.
Miró alrededor…
Todo era distinto.
Hojas secas cubrían la tierra.
Se acostó encima de ellas,
miró el firmamento adornado de estrellas,
las contó para quedarse dormido…
Al final pensó:
Es el otoño de un caminante.
Redacción Editorial
He leído a la poeta Nelly quien con su espada de carbón dibuja para conjugar las letras armadura de lego que describe cada una de sus poesías todas sin excepción valiosas destacando cuando el amor se va y más adelante en petición déjame amarte a flor de piel con un resumen acertivo de n su profundidad con la prosa poetica plena de brillo y de melodía para la protección de su legado.