5 poemas de la poeta venezolana Coromoto Mijares

Coromoto Mijares lleva años como colaboradora con artículos de opinión  en importantes periódicos de su ciudad adoptiva, Valencia, mientras desarrollaba en la radio carrera como productora independiente y moderadora; pasa el tiempo en sus compromisos familiares. La llevan a otros derroteros y su conversión al Evangelio la conduce a viajar por su país y a varios países de Latinoamérica como predicadora.   

En una edad avanzada se inicia un proceso en donde lucha contra el cáncer saliendo vencedora en dos oportunidades; en el ínterin decide dejar un legado y es cuando comienza a escribir su primera novela “Locura de Amor Otoñal” al finalizar comienza con un poemario con más de Cien poemas mientras comienza “La Heredera de la abuela” y “La otra cara del cáncer” (esta con el objetivo de mostrar que si se puede vencer al cáncer; hacer cosas positivas y como apoyo a pacientes y familiares del paciente oncológico) mientras se mantiene activa en las diferentes redes sociales compartiendo su experiencia y apoyando a familiares y pacientes.

INSONDABLE AMOR

Se esfuerza mi razón

por comprender,

¿Qué misterio te llevó

a mostrar tan insondable

amor?

Por mucho que lo pienso

y reflexiono

qué méritos pude hacer

yo, humilde pecador

para que tú 

el Creador del Universo

cambiarás mi pecado por la cruz

¿Qué pensabas en esos momentos?

no, no me respondas

lo sé, tú pensabas en mí

Mientras yo te daba la espalda

y gozaba del engaño

y las mentiras que el mundo

 me ofrecía 

¡Cuánta arrogancia!

¡oh! Cuán necio era

pensar que no necesitaba de aquél

que conoce el número exacto

de las lejanas y brillantes estrellas

Mientras tú te arrastrabas

rumbo al Gólgota 

para ofrecer de tu sangre

 hasta la última gota

Qué pesada fue la cruz

y lo pesado no era tanto

la madera

sino que en esa cruz

que tú cargabas

llevabas mi pecado indolente

mientras yo, en mi ignorancia y desenfreno

me reía a carcajadas y festejaba

tú con amor insondable 

la paga de mi pecado soportabas, 

sobre tu sangrante y llagada espalda

y por si fuera poco,

en vez de castigar mi osadía

retumbó en el silencio

del calvario 

“padre perdónalos porque

no saben lo que hacen”.

El día que tú me encontraste

el día que tú me perdonaste

Cuando del lodo, tú me levantaste

y me llamaste hijo

Y con ternura mi pecado perdonaste

pude entender… pude comprender;

porque fui inundado

de tu insondable amor.

TUS OJOS

El día en que te vi,

Tus ojos me sonrieron.

Sí, tus ojos, porque cuando sonríes,

Tus ojos sonríen primero.

Llegaste como llega la brisa de la playa,

Despeinando muy suave mi cabello;

Soplando sobre la tristeza,

que inundaban mis ojos.

Te miré y lo supe,

Te miré y no dudé;

Eras tú, eras aquél a quien yo esperaba;

Eras aquél por quien por mí esperabas.

Y tu mano muy tibia se tomó de la mía,

Y juntos emprendimos este viaje de amor,

Que dejó atrás a la melancolía.

Ámame, ámame como yo te amo;

Como se aman el mar y la playa.

Ámame, como se aman el sol y el horizonte,

Que tienen una eterna cita;

Cada tarde y cada mañana,

Se encuentran, se besan y siguen adelante.

Ámame, como si fuera tu primera vez;

Ámame, que igual yo así te amaré;

Y cuando estemos viejos,

Yo tomaré tu mano,

Recorreré tu cuerpo;

Y éste gran amor,

Siempre reviviremos.

EL HOMBRE QUE YO AMO

El hombre que yo amo,

Es música, es canción;

El hombre que yo amo,

Es roble y bambú;

Y aroma de sándalo exhala por su piel.

El hombre que yo amo,

no me ofrece una estrella;

Me toma de la mano,

Y me remonta al cielo,

para jugar con ellas.

El hombre que yo amo,

Es tan fuerte como el acero;

Mas cuando miro sus ojos,

La mirada de un niño,

Se esconde en su entrecejo.

El hombre que yo amo,

Es ola que golpea contra el acantilado;

También es suave ola,

Que besa la playa con tanta ternura,

Que la orilla espera ese beso de amor,

Que viene y se va.

El hombre que yo amo,

me remonta a la cumbre

Y en suave vaivén,

Bajamos a los montes,

esparciendo el aroma del amor.

El hombre que yo amo,

Me lleva tatuada en su piel,

viviendo en sus ojos,

Y soy como un sello en su corazón.

Así, que si lo ves dile cuanto lo amo;

Dile cuanto lo espero,

Dile que desespero,

Por tenerlo entre mis brazos.

Al hombre que yo amo.

YO

Tatuaste tu nombre

Con tinta indeleble

En lo más profundo

De mi corazón

Es por eso que,

Cuando he tratado de borrarlo

mayor es el dolor

Mas, no quiero que regreses

borraré tu nombre

La única manera

Es tatuando otro nombre

Lo he encontrado

Ya lo he tatuado

Solo son dos letras: YO

Tormenta en el alma

En la noche oscura y fría

el viento sin piedad aúlla

mientras dentro de una casa

con ternura… una madre arrulla

!Oh! vivido contraste

Entre la furia del viento

y el amor de madre

Tal cual es el contraste

entre mi grande

y confiado amor

y tu vil y cruel traición

La furia del viento

y de la lluvia

Amenazan con ímpetu

a su paso, todo destruir

Tal cual quedó mi vida

Cuando ante tu traición

tuve que huir

Bien es cierto

que hoy vago, errante

Buscando un puerto donde anclar

y cuando pasada la tormenta

Será un final

y un volver a comenzar.

4 comentarios en “5 poemas de la poeta venezolana Coromoto Mijares”

  1. Ligia Ana González Raga

    Hermosos poemas. El que más me gustó fue «Yo»; expresa, poéticamente, cuánto puede extraviarse alguien en el proceso amatorio.

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