Alvanis Velásquez Ruiz, de Venezuela, nací en Cumaná-edo Sucre, ahí me encuentro actualmente. Soy TSU en Procesos Químicos. Me gusta leer, escuchar música, ver películas y series, a veces escribir, lo último es algo que muy poca gente sabe. Mi fuente de inspiración proviene de la vida misma, de las experiencias y vivencias que me rodean.
El eco de un amor no correspondido.
Permíteme plasmar en versos mi sentir, y así sanar tu corazón en un suspiro al ir.
Es triste, lo sé, cuando el amor no se corresponde, cuando el alma suspira y el corazón se esconde.
En las noches de silencio y soledad despiertas. Aflora un torrente de anhelos y puertas abiertas. Tu corazón arde en pasión, ahoga sus deseos, pero en el eco del vacío, solo escuchas silencio y te quedas.
El ser amado parece lejano, inalcanzable, tu corazón se aferra, más es inexcusable. No hay magia en el amor no correspondido, solo un torrente de emociones que han afligido.
Pero a pesar del dolor, aquí estás de pie, cicatrices en tu pecho, pero aún tienes fe. En cada desilusión, creces y floreces, tu corazón resiliente sigue latiendo, no pereces.
El amor no correspondido solo es una etapa pasajera, el destino aún guarda en su caja sorpresas enteras. En cada desafío hay una lección, y en cada desamor, oportunidades de renovación.
Sigue queriendo, sigue soñando, sigue adelante, que el amor verdadero te estará esperando en algún instante.
***
Te esperé
En el rincón oscuro de mi corazón, permanece el eco de una ilusión, un amor que nunca fue correspondido, un sueño que se quedó perdido.
En tus ojos brillaba la indiferencia, nunca sentiste mi cálida presencia, mis lágrimas caían sin cesar, mientras tú seguías sin mirar.
Fuiste un susurro de viento fugaz, un eco lejano que no volverá jamás, mis palabras se perdieron en el aire, y en el abismo del olvido, te desvaneces.
Aunque duela aceptar tu frialdad, he decidido liberarme por mi sanidad, romper la cadenas que me atan a tu ausencia y encontrar la paz en mi propia esencia.
Eres el capítulo que cierro con tristeza, pero también el verso que mi alma endereza, en cada adiós se abre una nueva puerta, donde mi corazón al fin encontrara su calma.
Así que me despido de tu sombra fría y en mí ser renace una nueva poesía.
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A la poesía
Entre la oscuridad y el amanecer, se esconde un susurro en el atardecer.
Las palabras se entrelazan en rima y verso, creando una melodía, un universo inmerso.
Las estrellas como versos en el cielo, la luna bailando un compás nuevo.
Poemas que fluyen en cada rincón, compartiendo historias, amor y pasión.
En las letras se esconde un mundo mágico, donde los sueños se vuelven automáticos. Poemas que hablan del amor más puro, y del dolor que se esconde en lo oscuro.
La poesía es un suspiro del alma, un camino hacia la calma. Expresión de pensamientos profundos, donde se exploran mundos.
Las palabras se tiñen de colores, pintando paisajes y olores. En cada verso late una emoción, una conexión con la inspiración.
Y así, entre rimas y estrofas, la poesía nos toma y nos sofoca.
Nos envuelve en su abrazo etéreo, haciendo palpitar lo más sincero.
Que esta poesía, como suspiro en el viento, te traiga paz, amor y encuentro.
Que te haga volar y creer, en la magia de lo que puedes ser.
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Luces y sombras
La luz con su brillo radiante y cálido, ilumina los senderos con su encanto. Mientras la oscuridad, con su misterio, nos invita a explorar lo desconocido.
En los rincones de luz encontramos claridad, pero en la sombra de la oscuridad hallamos profundidad, en su silencio enfrentamos nuestros temores, escuchamos nuestra propia voz en libertad. Pero en la mezcla de ambas es donde hallamos la verdad, la fortaleza que nos guía en nuestra travesía sin finalidad.
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Mirada al infinito azul
En la orilla del mar, donde el cielo se une con el agua, contemplo la grandeza de un amanecer que me llena el alma. El sol se asoma tímidamente en el horizonte dorado, iluminando el mundo con su luz celestial. Las olas acarician la arena con su suave melodía.
En el horizonte, el mar y el cielo se abrazan en calma, creando un espectáculo de belleza sin igual, los colores cálidos pintan el firmamento con ternura mientras las olas susurran secretos de la naturaleza pura.
En cada amanecer y atardecer, encuentro paz y serenidad, en la contemplación del mar halló mi tranquilidad, susurros del viento y aromas de sal se mezclan en el aire, mientras el sol se despide, dejando un regalo de colores.
Me pierdo en la inmensidad y belleza de este espacio, reflexiono sobre la vida, sobre la eternidad y la finitud, y agradezco por la oportunidad de ser parte de esta maravillosa plenitud.