La poesía como el hacer que regenera el alma

La poesía es un género inevitablemente bello, anida en la trama más íntima de nuestros sentimientos. Solo es necesario leer atentamente y con tiempo para analizar que existe un universo de palabras..

La poesía puede también perfilarse como un faro en el horizonte brumoso de nuestra existencia. Así se denota en la poesía de Emily Dickison.

El poema es un lenguaje y es un hacer.

La palabra poesía procede del verbo griego poiéo y significa “hacer”. Esto parece contradecir la idea generalizada de la poesía como algo carente de utilidad práctica.

Puede servirnos como forma y textura del pensamiento y tiene muchas caras en las diferentes voces desde donde se expresa y se materializa. Hay poemas que trascienden en el tiempo y otros que se pierden en el mismo espacio. Pero no podemos dejar de concebir la poesía como una práctica escritural que traslada los sentimientos hacia una obra digital o en papel que nos permite entregarnos a las intimidades cotidianas.

Entonces, no podemos concebir la poesía como una forma propia solo de lo académico y de lo superficial y lo comercial, más allá de ello la poesía es un hacer del alma que al hacerse por disfrute influye en el corazón de quien lo escribió e impacta en la esencia de quienes lo leen porque las personas al consumir un texto poético que promulga la existencia individual en algo universal, desarrolla la inquietud de querer profundizar más en el sentimiento para perderse en la nostalgia.

Así mismo nos sirve como una práctica que busca elevarnos hacia las emociones más íntimas.

La poesía es un género literario escrito en verso o prosa que se caracteriza por expresar ideas, sentimientos e historias de un modo estético y bello. Se vale de recursos poéticos con los que expande las fronteras del lenguaje.

Se reconocen las dotes y el talento de los escritores de poesía por las sutiles elecciones de palabras y el uso de metáforas y rimas que brindan musicalidad a las obras. Las más populares tocan temáticas relacionadas con el amor y el romance, la batalla y el heroísmo, y las tradiciones de un pueblo.

Las grandes culturas antiguas desarrollaron estilos poéticos distintos y particulares, como los haikus en Japón o la oda en Grecia, que solían estar escritos en verso y daban importancia al uso de la métrica o la rima. A principios del siglo XX se desarrolló una corriente vanguardista que amplió las dimensiones de la poesía, con la incorporación del verso libre y de nuevos mecanismos y formas de relacionarse con el lenguaje.

Pero más allá de ello podemos y tenemos el deber de ver este arte como una forma del pensamiento capaz de hacernos adentrar en las intimidades con una técnica y un estilo singulares que primero que todo nos ayude a fortalecer el alma y a drenar todo lo que sentimos según los retos que se nos presenten en la vida, porque todo es escribible.

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