Lidia Salas. Escritora colombo—venezolana. Obtuvo la licenciatura en filología e idiomas en la universidad del Atlántico (Barranquilla, Colombia) y la maestría en Literatura en la Universidad Central de Venezuela.
Autora de los siguientes poemarios: Arañando el silencio. Ediciones Puesto de Combate. Bogotá. 1984. Mención de Honor del I Concurso de Poesía Libre. Cartagena. Mambo Café Ediciones Círculo de Escritores de Venezuela. 1994. Primera Mención de la I Bienal del Ateneo Casa de Aguas. Venturosa Fondo Editorial del IPASME. Caracas. 1995 Premio Único del VII Concurso Nacional del IPASME. Luna de Tarot, EdicionesCírculo de Escritores de Venezuela. 2000. Ciudad de Babel. Inédito. Mención Especial del Premio Municipal de Poesía Antonio Arraíz. Barquisimeto. Katharsis. Editorial Lector Cómplice. 2013 y Ciudad de Azul y Vientos. Editorial Lector Cómplice. 2015. Coautora con Elena Vera de la antología Quaterni Deni. Su libro más reciente en prosa. La Palabra. 7 Secretos de su energía creadora. Ediciones Círculo de Escritores de Venezuela. 2023. Amazon edición digital y de papel. Ha publicado las siguientes plaquettes: Sedas de otoño e Itinerario Fugaz.
Muestra de su obra ha aparecido en las siguientes antologías: Poetas en Abril, Quienes escriben en Venezuela, Diccionario abreviado de escritores venezolanos, Antología poética del CEV, Antología del Octavo Encuentro Internacional de Escritoras, Hacia una Nueva Arcadia Antología bilingüe. Italiano Español, Hacedoras antología digital. Amazon, La mirada Femenina y en el libro de ensayos: Nuevas IDEAS para viejos problemas de Venezuela Positiva. Sus trabajos de crítica han sido publicados por diarios de Venezuela como El Nacional, últimas Noticias, El Impulso y por revistas: El Ateneo. Alamar. Departamento de Estudios Hispánicos de la Universidad de California. (USA) entre otras.
¿Cuáles son sus inicios?
De pequeña era declamadora. Recitaba poesía en la escuela elemental y en programas de radio. En el bachillerato comencé a escribir un diario donde anotaba versos propios. El colegio editaba un anuario, y allí aparecieron mis primeros poemas. En la universidad era parte de un grupo de teatro que ofrecía lectura de poetas jóvenes, no solo en los recintos del alma mater, sino en plazas y parques de la ciudad. En periódicos como El Heraldo y La Libertad de Barranquilla publicaron mis primeros poemas y entrevistas.
¿La atraviesa el país?
Desde muy joven decidí que al terminar los estudios universitarios me iría del país, Colombia atravesaba una difícil situación socioeconómica. A mitad de la carrera pude vivir un año en Estados Unidos, pero no me gustó. Los estudiantes de la promoción establecieron comunicación con la secretaría de cultura de la Universidad del Zulia, quienes nos invitaron a su sede para compartir varios proyectos. Luego pasamos unos días en la Universidad Central. Me enamoré de Caracas, sobre todo el domingo cuando subimos al Ávila. Allí juré que viviría y moriría en esta ciudad. La visión de la montaña me atraviesa desde entonces. Ese paisaje encierra la patria que escogí para vivir y morir. El amor ha sido recíproco. Aquí he tenido una existencia con oportunidades y amigos maravillosos. La generosidad de los directivos del Círculo de Escritores de Venezuela, me permitió publicar parte de mi obra y asistir a congresos de escritores nacionales e internacionales. Por la cercanía, he mantenido los vínculos con familiares y amigos de la tierra natal, aunque a ratos me siento extranjera en todas partes.
¿Qué le hace sentir todo lo que ha pasado hasta ahora?
Ayer mientras almorzaba con mi amiga, la novelista Márisol Marrero, comentábamos sobre los años gloriosos que vivimos cuando Sabanagrande era una fiesta interminable. En aquella bohemia compartimos con escritores como Denzil Romero, Antonio Skarmeta, Gabriel García Márquez, cuyo hermano Gustavo era el mejor amigo de mi marido, Plinio Apuleyo Mendoza, para nombrar a unos pocos. Inolvidables las tertulias de poetas y cantores en las tabernas de aquel famoso callejón.
He sufrido la tragedia de estos últimos años, con resiliencia y fe. Los amigos colombianos me preguntan el por qué no me regreso. En este país tengo historia, casa, familia propia, amigos y la generosidad de Dios que nos ha permitido permanecer unidos. Escribo unas páginas que he llamado: Libertad en nombre de mujer. En ellas doy testimonio de los acontecimientos épicos de esta lucha, de la sabiduría que nos ha concedido la injusticia y la escasez. Creo firmemente que llegaremos hasta el final y que en ese mañana luminoso, la poesía será uno de los factores de unión y de reconciliación. Sueño con carteles con poemas dedicados a los mártires en las paradas de metro y autobuses.
¿Ud. es colombo—venezolana cuáles son las diferencias entre los versos de los poetas de Colombia y los versos de los poetas de Venezuela?
Alguna vez Gabriel García Márquez, quien vivió y escribió en Venezuela, dijo que la línea que traza las fronteras de estos países hermanos, debía aglutinar en una nacionalidad la costa Caribe desde Cariaco hasta El Darién, para separarla de las tierras andinas. Leo y amo poetas de ambas orillas y encuentro en sus versos acercamiento de metáforas, imágenes y significados. Desde siempre ha existido admiración, respeto y presencia de poetas de un país en auditorios del otro.
¿Qué es poesía? Aunque sabemos que definirla es imposible, cuál sería su parecer, al menos un acercamiento.
Es difícil expresar en frases lo que es la poesía. Comparto la idea de Olga Orozco quien la define como una interrogación de algo que siempre está más allá. Cuando escribo versos siento la plenitud de la creación. Me seduce el latido de estar viva al transformar sueños y experiencias en imágenes y metáforas. Para mí la poesía es la necesidad de manifestar la verdad y la belleza mediante las palabras, con intención de canto. Es el milagro que abraza a quienes la escriben y la leen.
¿Cuáles han sido sus libros?
Mi padre era un gran lector. A los 9 años leía novelas como: Los Miserables. La lectura ha sido el refugio donde la ficción ha enriquecido en alguna forma el ser que soy. Amo, para citar unos pocos, libros como: Memorias de Adriano de Marguerite Yourcenar, El extranjero y La peste de Albert Camus. Todas las novelas y cuentos de Gabriel García Márquez y de Carlos Ruiz Zafón. El guardián en el centeno de J. D. Salinger. Las novelas y ensayos de Ernesto Sábato. Confieso que leo más narrativa que poesía.
¿Quién la influenció?
Si recordamos lo que dice Harold Bloom en La angustia de las influencias, un texto padre es aquel que te mueve a la escritura. Me pasa con Fernando Pessoa, quien en el primer poema del Tomo II de su Obra Poética dice: Ven a sentarte conmigo, Lidia, a la orilla del río…Desde que leí sus versos, siento que me habla a mí. Guardo las páginas que escribo bajo esa influencia, para corregirlas más tarde cuando se haya esfumado la cadencia y las palabras que me conmovieron. Sucede lo mismo cuando leo a: Constantino Cavafis, Odiseo Elytis, Eugenio Montejo, Rafael Cadenas, Giovani Quessep.
¿A quién lee ahora mismo?
En estos días, comencé a releer, por razones obvias la novela: Mil soles espléndidos, de Khaled Hosseini, porque recrea la revolución de Afganistán y la amistad entre dos mujeres víctimas de esa violencia. Me interesan los temas metafísicos, por eso estoy leyendo el libro de Joe Dispensa: Deja de ser tú.
¿A quién admira?
Admiro a mujeres fuertes que me han mostrado cómo vivir con sabiduría como mi madre y mi hija. Admiro a personas que han vencido la adversidad y han dejado un legado luminoso como: Helen Keller y Mahatma Gandhi. Admiro a los escritores amigos del CEV: Luis Beltrán Mago, Magaly Salazar Sanabria, Carmen Cristina Wolf, Marisol Marrero entre muchos otros. He admirado a los alumnos brillantes que he tenido.
¿El amor existe para Lidia?
El amor es una energía, la más poderosa que existe. Sin ella no podría vivir. Amo a Dios, a la vida, a las personas que están en mi cercanía física o espiritual. Amo lo que hago: trabajar, escribir, leer, conversar, contemplar la naturaleza. Fui una amante feliz, de quien me acompañó por más de 35 años. A pesar que la muerte nos separó, sigo amando su recuerdo.
¿Cómo cree que sea escribir y lograr destacar? ¿Cree en esos ensueños?
Debo confesar algo, siempre me he sentido muy agradecida por tener el don de la escritura. He disfrutado tanto de esa actividad, de los amigos y las personas interesantes que he conocido, de los viajes, de la lectura de poemas, de la presentación de mis libros, de los premios y reconocimientos obtenidos, que nunca me he preocupado por destacar sobre otros. Mi pasión es dejar en la página el poema que vibra en la mente, en el corazón. Escribir lo mejor posible. He durado años escribiendo y reescribiendo un libro. Creo que me falta interés para ser una bestseller.
¿A quienes le dedica sus libros?
A las personas que amo y admiro. Mi primer libro se lo dediqué a mi marido. A los amigos escritores y no escritores.
¿Cuéntenos sobre cómo podemos leerla más?
Tengo dos libros en Amazon, trato de compartir muchas de las ideas y poemas en las redes sociales: Facebook: Lidia Esther Salas Rincón. Instagram: Lidiasalas. La palabra. También comparto mis textos por whatsApp.
¿Cómo se ve en los próximos años?
El tiempo nos acerca cada vez más a la muerte, pero el ser interior que somos es atemporal. Pienso seguir escribiendo hasta el final, estoy a la mitad de dos proyectos literarios, uno de narrativa.
¿Qué opina sobre la poesía joven venezolana?
Estoy muy pendiente de los concursos de la poeteca y leo siempre que puedo a los ganadores y finalistas, sigo a varios poetas jóvenes. Ellos están escribiendo muy buena poesía. Desearía que el CEV abriera las puertas a las nuevas generaciones de escritores, son el futuro. Mi nieta de 18 años escribe poesía, quienes hemos leído sus textos nos parece que está encarrilada.
¿Cree que la infancia venezolana nos de futuros escritores?
Es nuestra esperanza mayor, que amen la palabra, que desarrollen la sensibilidad y gusto por la lectura como cantera para forjar los escritores del mañana. Separar los niños de las pantallas y ofrecerles el estímulo de la lectura es tarea de padres y maestros.
Redacción y entrevista al cuidado de Joiner Villasmil
Una valiosa entrevista de Lidia Salas. Escritora colombo-venezolana.
Muchas gracias.