Tres veces es poca cantidad para pensar en desarrollar un proyecto editorial en los tiempos actuales. Y también es un desafío el pensar hacerlo solo. Por donde metamos la cabeza tal vez existan buenas opciones, pero las dudas nos ayudan a no creer pensando en las experiencias de otros.
Desde el 2020 el mercadeo editorial ha mutado a raíz de la pandemia. Los espacios físicos se hicieron de difícil acceso pero el Internet nos permitió crecer y lograr avanzar con nuevos horizontes y facilidades.
Sin embargo, no todo el mundo pudo seguir ni todos los que se incluyeron han tenido las mejores intenciones. La razón número uno para tener en cuenta es que el profesionalismo debe visibilizarse en hechos. Las personas o instituciones que ofrecen un servicio deben promover lo que hacen con los hechos. Y estos deben ser reales, fidedignos y soportados a través de los testimonios de sus clientes.
En segundo lugar editar un libro de forma independiente tal vez sea bueno. Pero las marcas editoriales se crearon con el propósito de incentivar la lectura desde la calidad y el prestigio de un negocio dedicado a la hechura agradable y el perfeccionamiento en el tiempo.
Un buen lector siempre va a querer comprar un buen libro. Y aunque ningún libro debe ser juzgado por su portada o interior, siempre los prejuicios sociales existirán y marcarán un pensar sobre lo que hacemos, tenemos o podemos lograr en la mente del colectivo social.
Como idea o razón número tres los autores que dediquen su sueño con los profesionales indicados logran la calidad y el detalle suficiente para valorar una buena obra y que permanezca en el tiempo. Muchos son los autores que suben libros a Amazon en documentos Word con muy bajo nivel de producción y lastimosamente no existe un corrector directo en las plataformas que solo buscan imprimir o comercializar las obras sin fines de cuidar ningún contenido.
En cuarto lugar el poder editar con una compañía seria te proporcionará reputación, y en quinto lugar genera una compañía. Obviamente, esto debe ser claro. No todas las personas tratan igual ni todas son buenas en su accionar.
Si desde el principio no te sientes bien editando con una empresa, no lo hagas. Tampoco es reconfortante tener una mala actitud desde el inicio. Si no se trabaja con armonía tampoco podrás recibir buenas energías por parte de quien te está prestando el servicio aunque el prestador de éste tenga la mejor disposición, al fracturarse la comunicación se fractura el proyecto. Es por ello que hay que responsabilizarse de lo que expresamos en todo momento.
En sexto lugar nadie es experto en todo a la vez al menos que sea un genio. Si escribes bien no necesariamente quiere decir que seas un buen editor, maquetador o diseñador.
Si no eres todo esto lo mejor es que envíes tu libro a un lugar donde realmente funcione elaborar un trabajo editorial, de resto la anarquía te quedará grande y en su defecto tu obra se verá afectada.
Si nos ponemos en los zapatos de una editorial, los esfuerzos no son con una sola persona. Se trabaja con una comunidad y las responsabilidades son muchas. El comprender y respetar el proceso con paciencia nos ayuda a saber que todo debe pasar por un canal correspondiente para que el éxito se logre al finalizar el proyecto. Esto como punto número siete.
Como punto número ocho la proyección de una empresa por causa de sus relaciones con medios y canales de distribución es sustancial. Es un esfuerzo acumulado que no podrás obtener si estás solo. Deberás en tal caso ir de puerta en puerta y esto será más difícil.
Como dos aspectos importantes que no deben pasar desapercibidos en este post es que la editorial mientras que va sumando éxitos y valía, también te suma a ti. Trata de establecer tu esfuerzo literario con una editorial que tenga proyección. Que desaparezca también se vuelve perjudicial para tu imagen.
Así mismo, si somos inteligentes, publicar con los que saben termina siendo el punto ideal de partida para todo proyecto.