10 poemas del Poeta Oscar Wilde 2025, Ruben Pérez Hernández

Ruben Pérez Hernández, nació en Montevideo-Uruguay el 13 de octubre de 1960, es Licenciado en Historia, narrador y poeta. Ha publicado en antologías: “Crepuscular” (Argentina 2022- poesía); “Pesadilla bajo la tinta” (México 2022- narrativa) y “Verso y prosa. en gris y rosa” (México 2024-poesía).

 Ha publicado poesía en revistas literarias: La Urpila (Uruguay, Nº 63); Argentina (Nos. 116, 129, 134 y 141); Letralia: tierra de letras (Venezuela abril 2022); Almería voz (España Nº 30) y La Parada Poética (Chile, agosto 2022).

En narrativa publicó “Historias mínimas de gente común” (Uruguay 2022). Participó de la antología “Sombras y gritos: cuentos oscuros de Latinoamérica” (Chile 2024) y en la revista “Delatripa: narrativa y algo más” (México Nº 58). En noviembre de 2024, presentó el libro de poemas: “Ser uno mismo”.

La presente selección está contenida en el libro de mi autoría “Ser uno mismo” (Montevideo, noviembre de 2024)

Agua y silencio

Ceder cayendo. Cejar.

Caer.

Deslizarse suavemente,

llegar a esa pared de silencio.

Silencio que invade.

Silencio que emerge,

agua subterránea que golpea,

agua que también se desliza,

silenciosa, que repta.

El silencio repta.

El agua repta.

El silencio y el agua se parecen

son imágenes que van en un mismo sentido.

Imágenes.

Imágenes cerebrales,

imágenes fotográficas.

Imágenes que recuerdan quién soy,

que cuentan mi historia.

Historias íntimas,

revueltas en mi álbum de fotografías.

Bocas

Delirio de bocas rojas

trepan por la espalda, soñando.

Bocas que hablan.

Bocas que besan.

Besos que derrumban paredes,

se deslizan silenciosos

en un juego irreverente.

Delirio rojo.

Delirio…

A lo mejor soy yo.

Sonido de alas sacuden el alma.

Mientras miro el oscuro adentro,

reflexiono sobre la incógnita,

pero prefiero quedar tendido sobre mi piel.

Entonces vuelve el delirio:

bocas rojas,

bocas que derrumban paredes.

Bocas…

El espejo

Hoy regreso al espejo

atravesando campos enteros, desiertos.

Le preguntaría, por ejemplo, cómo sería volver,

recorrer las pisadas que otros dieron,

dejándolas abandonadas, tiradas al sol.

Regresar no es claudicar, es solo volver

sobre los pasos olvidados.

Es reencontrarse tal vez con uno mismo,

con las cosas amontonadas en viejos baúles

que a veces resisten ese olvido, como volver al espejo

y revolver en los papeles, recuerdos de otros tiempos.

Hoy regreso al espejo.

Hoy regreso para empezar de nuevo.

La gota

Una gota cae y distorsiona a la luna.

Cae en el estanque, lenta,

en círculos cae.

Redondos círculos concéntricos

que se repiten, uno tras otro,

hasta el infinito.

La gota cae en el estanque.

La gota gira y multiplica.

Cae. El estanque contiene.

Sostiene.

El estanque la abraza, la anida.

El espejo refleja.

Los ojos miran asombrados

cómo la gota cae

y distorsiona a la luna.

La piel

La pregunta surge deslizándose.

Se arrastra acercándose lenta

como si estuviera disfrazada de duda.

Duda.

¡Duda o qué! ¿pregunta?

En definitiva, cambió su piel como una víbora,

esperando sorprender a su víctima.

Cambio, transmutación.

Entonces serpentea hasta el cerebro,

apoderándose silenciosa de la mente,

donde pone el nido, lugar del nacimiento.

La cría sale del huevo y come, traga

veloz desde dentro, para que surja

como un misterio, algo que se vuelve otra vez al cerebro.

Creyendo ver luz, solamente se distingue el reflejo.

Caverna.

Prisionero.

Apariencia, tal vez.

Destellos de vida que no es, termina siendo un no-ser.

Al final, surge lentamente de la nada, estirándose

esa idea, ese susurro que generó la primera pregunta:

¿Pregunta?

La pura realidad

 (Comienzo esto), diciendo:

«la realidad es frágil,

endeble”, una línea muerta

que no resiste ninguna prueba,

simplemente porque no está ahí.

Existe porque hay otros puntos de vista                                                           

que la entienden.

Es como un corredor plagado de puertas,

puertas quietas de madera vieja,

que esperan ser descubiertas.

Siempre estuvieron.

Solo debemos elegir una y abrirla.

Al traspasarla, la realidad cambia

ya no es la misma, es otra cosa,

es el jardín de otra casa, ubicada

en la misma cuadra, en el mismo barrio.

Entonces digo: “la realidad es frágil».

La realidad es cambiante, atravesada

de simientes que florecen, crecen y remontan vuelo.

La realidad es un sueño sujeto a estudio, contra todo resultado,

ella espera paciente tras cada puerta. Solo espera, atenta

a qué otro la cruce, la traspase inconsciente,

dubitativo, casi al borde de la locura.

Solos, sin testigos, cómo en un sueño

vívido, tanto que vamos a creer que esa

es la pura realidad.

Ser uno mismo

Escucho, tomó nota y aprendo,

o trato de aprender…

Lo escucho leer sus poemas y parece

que leyera un relato, una historia cualquiera,

un aviso, un folleto, suena convencional, pero no lo es.

Escucho en silencio, sin pensar en nada,

sin distraerme y surge la pregunta:

¿Cómo lo hace?

porque mis oídos y mi cerebro se dan cuenta

que hay algo más que palabras y letras.

Vuelvo sobre el papel e intento,

sin conseguirlo, sin lograr

el resultado que combina pasión y sabiduría.

Vuelvo sobre las notas y pienso en la primera línea del poema:

«Escucho, tomó nota y aprendo…»

Entonces surge de algún lado una avalancha,

una catarata de ideas que desborda,

como si fuera un foco de luz,

una breve claridad, un vacío que succiona,

que absorbe todo y dónde todo deja de ser realidad.

Entonces vuelvo a leer el poema.

Vuelvo sobre las palabras y me doy cuenta,

como si fuera una revelación, mi mente

explota entonces despertando

y ante mi aparece el elemento esencial

que me susurra al oído:

“sé tú mismo”.

Tomo el lápiz y garabateo deficientemente

una idea, un esbozo, algo que pretende

tener sentido.

Un nacimiento.

Pretendo que sea el comienzo

escribiendo éste poema que empieza:

“Escucho, tomo nota y aprendo”

Solo palabras

Hay palabras que pesan mucho.

«Rotundamente» es una. Es solo una.

Suena como si algo se desmoronara,

o como redoble de tambores en una avanzada;

multitudes rodando cuesta abajo

sin freno, sin medida, solo fluyendo enloquecidas.

Hay palabras que acarician suavemente.

«Terciopelo», por ejemplo. Recuerda

las caricias imantadas, pegadas a rostros

 que acompañan con el movimiento.

Otras solo son palabras, el resto es intención.

Palabras dichas, lanzadas a la cara

sin consideración para que duelan;

palabras omitidas que solo se comunican con la mirada.

Es un flujo de energía que se mueve sin hacer nada,

solo articulando la boca y cuando el aire sale

vibran las cuerdas vocales, suenan como un diapasón,

acordes milenarios preparados para provocar. Incitar,

mover, influir en los demás.

Entonces una palabra es una daga, un abrazo a la distancia,

un ramo de rosas ardientes, o una suave mirada.

Solo una palabra.

Solo palabras

Hay palabras que pesan mucho.

«Rotundamente» es una. Es solo una.

Suena como si algo se desmoronara,

o como redoble de tambores en una avanzada;

multitudes rodando cuesta abajo

sin freno, sin medida, solo fluyendo enloquecidas.

Hay palabras que acarician suavemente.

«Terciopelo», por ejemplo. Recuerda

las caricias imantadas, pegadas a rostros

 que acompañan con el movimiento.

Otras solo son palabras, el resto es intención.

Palabras dichas, lanzadas a la cara

sin consideración para que duelan;

palabras omitidas que solo se comunican con la mirada.

Es un flujo de energía que se mueve sin hacer nada,

solo articulando la boca y cuando el aire sale

vibran las cuerdas vocales, suenan como un diapasón,

acordes milenarios preparados para provocar. Incitar,

mover, influir en los demás.

Entonces una palabra es una daga, un abrazo a la distancia,

un ramo de rosas ardientes, o una suave mirada.

Solo una palabra.

Voces

Lejos de lo formal y solemne,

en un territorio desconocido

las voces, palabras desorientadas,

se pierden en la noche.

Palabras sueltas

remontan vuelo,

audaces,

conquistando los pensamientos.

Voces que dicen palabras,

palabras que encandilan,

luminosas palabras lanzadas,

empujadas por un viento,

viento que empuja enfurecido,

que sopla rabioso palabras

que viajan veloces,

suspiros que atraviesan paredes y corazones.

Palabras que atrevidas vigilan

escondidas en los montes,

entre los árboles,

montes llenos de ilusión,

palabras creadas para ser leídas.

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